“La única persona que deberías anhelar ser es tú misma”.
Querida Elena,
Desde que llegamos a este mundo se nos dice por distintos medios y mensajeros, de manera consciente e inconsciente cómo deberíamos ser, actuar, los sueños a los que deberíamos aspirar, la historia de amor que deberíamos encontrar, las cosas que deberíamos vivir, incluso cómo deberíamos peinar y vestir. En fin, nos bombardean con mensajes e imágenes que nos dicen “deberías ser más de esto, menos de lo otro”. Nos imponen etiquetas que tenemos que usar que ni siquiera nos interesan o nos pertenecen.
Esta carta te la escribe alguien que ha vivido gran parte de su vida intentado parecerse al mundo para pasar desapercibida, llevando esas etiquetas que ya no recuerda quién o cuando se las impusieron, pero que finalmente comienza a entender, que lo que la hace distinta es precisamente lo que la hace única, que tiene una voz, que es sólo de ella y eso la hace especial aunque otros no puedan comprenderlo así.
Es inevitable, el mundo intentará decirte qué y quién deberías ser pero no creas todo lo que te decimos (incluyéndome a mi). La gente siempre tendrá una idea de quién estás supuesta a ser, pero esta idea no siempre se corresponde con quien realmente estás destinada a ser.
La única persona que deberías anhelar ser, es tú misma. Olvida todo lo que se te ha enseñado sobre lo que estás supuesta a ser y sé tú; punto. Olvida las etiquetas que otra gente te ha impuesto sin conocerte. Ignora las comparaciones. Los únicos sueños y expectativas que deberías estar cumpliendo son los que tú decidas para ti misma. La única que puede definirse eres tú misma. Encuentra tu propia voz y tu propio estilo.
No intentes ser alguien y algo que no eres sólo para encajar en un lugar o en un grupo de personas en el que jamás vas a pertenecer. Siempre serás demasiado de algo o muy poco de otra cosa para más de alguien. Quien te quiere y te aprecie de verdad lo hará conociéndote y aceptándote tal y como eres. ¿Quieres ser aceptada? La aceptación es algo que empieza con uno mismo. Si quieres encajar en el mundo, empieza por aceptar y encajar en tu cuerpo, en tu mente y en tu corazón. Si estás a gusto allí, estarás a gusto donde sea que vayas o con quien sea que te encuentres. Jamás sacrifiques tu verdadero ser por la necesidad de ser aceptada por otros. Jamás vendas tu autenticidad por aprobación. Sé la misma persona que eres en público rodeada de gente, que la que eres cuando estás en la privacidad de tu soledad.
Es frecuente que olvidemos y enterremos quien somos por intentar encajar, pero tú hija, en el fondo siempre sabrás dónde perteneces y dónde no, al igual que quien te merece y quien no.
Quédate en los lugares, con las personas y las cosas que resuenen contigo y tus valores aunque no sean lo popular o no estén de moda. Si tienes claros tus valores, lo que te apasiona, lo que te hace feliz, y lo que es importante para ti, encontrarás rápidamente tu voz y tu lugar en el mundo.
No temas expresarte tal cuál eres y piensas, incluso cuando vayas en contra de la gran mayoría. Deja que la gente vea tu magia y escuche lo que tienes que decir. No calles por temor a perder algo o a alguien al mostrarte como eres y hablar la verdad que llevas en tu mente y en tu corazón.
Encuentra tus propias maneras de expresarte. Hazlo en tu manera de hablar, de pensar, de vestir, de vivir y de amar. No te conviertas en una prisionera de las modas y tendencias, ni imites a otros que probablemente también sólo están intentando encajar. Sé fiel a tu propio estilo e impón tú tus propias modas.
Ser auténtica es la práctica constante de dejar brillar nuestro más sincero y verdadero ser. Cultiva la práctica de la autenticidad en todo lo que haces. La autenticidad es un estilo y filosofía de vida pero además es una elección que haces cada momento, cada día de tu vida, en tu manera de actuar, cada vez que hablas, en tus opiniones, en tu manera de vestir y moverte por el mundo. Ser auténtica requiere mucho valor, determinación, seguridad, amor propio y autoconocimiento.
Cuando eres tú, actúas y piensas desde un lugar auténtico y verdadero, de amor por ti y por el prójimo, no hay manera correcta o incorrecta de ser. Sólo eres tú, y tú eres maravillosa. Nadie está en posición de juzgarte.
Reprimir quien verdaderamente eres tarde o temprano pasa una factura muy alta. Fingir ser alguien más e interpretar un papel todo el tiempo es agotador e insostenible, sin importar qué tan buena actriz seas. Cuando te reprimes, empiezas a olvidar quien eres, empiezas a hacer cosas que no te hacen feliz de verdad, empiezas a vivir para otros, tu cuerpo y tu espíritu lo sienten y empiezan a envejecer sin importar qué tan joven estés. Empiezas a creerte todo lo que te han contado que deberías ser y olvidas tu voz, y esto hija es algo que jamás debes hacer: JAMÁS OLVIDES TU VOZ.
Habla y vive tu verdad sin importar qué digan los demás. Jamás te disculpes por ser tú. Si eres demasiado o muy poco para alguien, es su problema no el tuyo. No trates de ser menos “tú”, para ser más “ellos”. Naciste para ser única y distinta.
Jamás te avergüences de ser tú misma aún cuando nadie más en el mismo salón sea como tú. Honra tus diferencias y asúmelas con orgullo. Diferente es especial, diferente es bello. Aprende a amar lo que te hace única. Apunta a ser auténtica no popular.
Mostrar tu auténtico Yo puede ser aterrorizante pero una vez lo haces es fantástico y liberador. Sólo encontrarás la verdadera libertad cuando decidas ser tú misma; y sólo entonces podrás ser feliz. No tienes nada que demostrarle a nadie excepto a ti misma.
Si en algún momento te encuentras confundida y descubres que has olvidado quién verdaderamente eres, escucha a tu corazón; él jamás olvida quien eres. Y si al recordarlo descubres que la persona que solías ser te ha quedado pequeña, cambia, evoluciona, crece, pero hazlo por tí; jamás lo hagas por los demás.
Estás destinada a brillar, pero cada estrella brilla con luz propia, ve y descubre la tuya.
Te quiere,
Mamá.